Aplicación de Scrum en un equipo de testing

Por Juan José Zapico, @JJZapico

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scrum, testing

Contexto

Initech es una empresa que brinda servicios financieros y posee un área de informática muy grande, ya que además del desarrollo y mantenimiento de los sistemas que soportan su propia operatoria, desarrolla los sistemas para otras sociedades del mismo rubro que son las dueñas de la mayor parte de su capital social.

Hacía un par de meses que estaba facilitando la implementación de Scrum en un grupo de desarrolladores que hacía mantenimiento de sistemas existentes. A pesar de que se comenzaron a observar mejoras en el trabajo diario, se hizo evidente un gran problema derivado de la organización en silos que existía en la empresa: las tareas de desarrollo se volvieron más visibles cuando se empezó a aplicar Scrum pero seguía siendo muy poco predecible el momento en que iba a implementarse en producción lo que se estaba programando, porque luego de finalizado el desarrollo el software pasaba a un área de testing donde se hacían pruebas funcionales sobre el mismo, y más adelante pasaba a un área completamente distinta la cual era la encargada de su instalación en los ambientes productivos.

Por cuestiones de política interna y organización de la empresa (que no viene al caso contar en este momento) no se podía avanzar en una implementación de Scrum que integrara a los desarrolladores con los testers. Dada esta imposibilidad de armar equipos multidisciplinarios se propuso trabajar con Scrum, de manera independiente, con el sector de testing, para mejorar ese proceso.

Como el jefe formal del equipo de mantenimiento era el mismo para el equipo de testing, la idea de hacer Scrum en ese segundo equipo surgió de manera casi natural. El lector pensará que teniendo ambos grupos de trabajo el mismo jefe debiera haber sido más fácil integrar un único equipo conformado por los desarrolladores y los testers trabajando de manera colaborativa. Es cierto, en teoría podría haber ocurrido eso, pero creanmé, no se debe subestimar el espesor del tejido burocrático y político de algunas organizaciones.

Desafío

Un desafío que tenía como Scrum Master de ambos equipos, el de mantenimiento y el de testing, era que sincronizaran de alguna manera su trabajo, para facilitar la estimación de la potencial puesta en producción de algo que se estaba desarrollando y que luego iba a pasar por testing. Al mismo tiempo otro desafío tal vez mayor era el aplicar Scrum en un equipo que no era de desarrollo como en los escenarios clásicos, sino en un sector que sólo hacía testing. Hacer esto en una organización donde no se fomentaba el trabajo en equipo y era inviable armar equipos multidisciplinarios contribuía a aumentar el desafío.

Solución

Dado que ninguno de los miembros del equipo tenía experiencia previa trabajando con Scrum lo primero que hicimos fue una capacitación muy breve para introducirlos al tema, básicamente a modo de referencia y con la aclaración de que lo que íbamos a hacer se iba a salir de la teoría, adaptando sobre la marcha lo que fuera necesario.

Comenzamos haciendo daily meetings con la fórmula clásica, un timebox de 15 minutos y contestando las preguntas “¿qué hice ayer?”, “¿qué voy a hacer hoy?”, “¿tuve algún impedimento?”. Pero luego de algunas iteraciones abandonamos esta práctica, debido a que todo el equipo estaba físicamente en el mismo lugar y tenían una comunicación fluída durante el día, por lo que todos estaban informados permanentemente respecto del estado general del trabajo en curso.

Respecto de las iteraciones, decidimos una duración de dos semanas.

En algunos casos particulares el testing abarcaba más de un sprint (continuaba en el siguiente) pero eran casos excepcionales que trataban de evitarse, y ya se sabía en la planificación de iteración que sería así. De todos modos esa situación no alteró el ritmo sustentable que se generó. Mientras escribo esto estoy pensando que para las tareas de testing de algún sistema que se extendían por más de un sprint, la pausa para hacer la retrospectiva y la revisión de la planificación de la próxima iteración, funcionaba como el entretiempo de los partidos de fútbol. Los jugadores saben que el partido todavía no terminó, pero tienen un momento para tomar distancia del juego, repasar los aciertos y errores del primer tiempo, planificar la estrategia para el segundo, distenderse y reenfocarse para seguir jugando. Haber respetado siempre el timebox de las dos semanas de cada sprint generó un ritmo sustentable que fue parte importante de esta experiencia.

Para facilitar la sincronización del trabajo del área de desarrollo con el de la de testing, los sprints, que tenían la misma duración, estaban desplazados una semana. Un sprint de testing comenzaba una semana después de la finalización de un sprint de desarrollo, lo que daba tiempo para disponibilizar la versión a testear o tomar contacto con la documentación funcional previamente a realizar la reunión de planificación de la iteración de testing. En dicha reunión el equipo de testing seleccionaba qué sistemas serían testeados durante la iteración.

Utilizamos planning poker con la escala de los tamaños de remeras (S, M, L, XL y XXL) para decidir si el testing de un sistema determinado se podía incorporar a un sprint. El equipo con el tiempo fue ajustando una velocidad equivalente a la de los equipos de desarrollo, lo que hacía muy dinámicas las reuniones de planificación de iteración.

El equivalente al Dueño de Producto era el jefe de ambos equipos, él era quien priorizaba los sistemas que debían testearse primero, dado que era quien conocía también las necesidades respecto de poner cada cosa en producción, y con quien negociábamos eventuales cambios de alcance (por ejemplo, hacer un smoke test en lugar de una regresión, para incorporar al sprint algo que sino quedaría afuera).

Al principio resultaba un poco incómodo para el equipo realizar las retrospectivas y las reuniones de planificación de la nueva iteración, debido a que se tenía la percepción de que las reuniones, si bien eran necesarias, demandaban mucho tiempo. Esta misma percepción se había dado en el otro equipo, había una incomodidad referida a “muchas reuniones” o “mucho tiempo de reuniones”, cuando en la práctica las retrospectivas rara vez ocupaban más de una hora y media. Las reuniones de planificación de iteración iniciales eran de a lo sumo dos horas y luego se fueron haciendo cada vez más breves. En el total del tiempo de la iteración, el tiempo dedicado a reuniones era casi marginal, pero siempre estaba esa queja en los equipos. Yo creo que la percepción de mucho tiempo en reuniones (cuando creo que objetivamente no era así) estaba causada por años de inercia organizacional donde ir a una reunión era sinónimo de entre cinco y diez personas alrededor de una mesa, hablando de temas que sólo eran de interés para dos o tres de los presentes, lo cual representaba escaso tiempo neto de atención para la mayoría de la gente. El tiempo de las ceremonias de Scrum, sin ser extenso, era tiempo de participación directa permanente, algo para lo cual no se estaba entrenado, y podía producir esa percepción de que transcurría mucho tiempo. En el caso del equipo de testing, en la segunda retrospectiva se estableció de manera consensuada por todos que no habría ninguna reunión propia del equipo que fuera de más de 30 minutos y así fue a partir de ese momento.

Respecto de la gestión del _backlog_de_trabajo, manejábamos dos tableros de tareas físicos, con post-its.

Uno de los tableros era una especie de Tablero Kanban, armado en una pizarra en una sala de reuniones, donde teníamos una serie de etapas (columnas) por las que pasaba cada versión de un sistema, desde el desarrollo hasta la puesta en producción. Tenía varios carriles (filas) para los distintos proyectos vigentes y uno para el mantenimiento evolutivo en general. Ese tablero brindaba una visión global que permitía optimizar el testing de sistemas que iban a requerir pasar más de una vez por el sector, porque requerían control de calidad por cambios propios al sistema y por proyectos de actualización de infraestructura, por ejemplo. Brindaba una visión que permitía un planeamiento de tipo estratégico de las actividades, ya que se sabía con tiempo qué sistemas estaban por alcanzar la etapa en la que iban a requerir ser testeados y se podían juntar las necesidades de testing de diversos carriles para el mismo sistema. Esto resultaba muy útil para minimizar el cambio de contexto que tenían que hacer los testers cada vez que cambiaba el sistema que tenían que probar.

El otro tablero era más pequeño y estaba en uno de los cubículos del área de trabajo del equipo, armado sobre el propio mobiliario del box. En ese tablero se gestionaban las tareas de la iteración vigente, que constituían un flujo de trabajo bastante repetitivo (revisar la documentación del sistema, actualizar casos de prueba, crear casos nuevos, verificar que el software estuviera instalado, etc.), por lo que cada ítem había sido impreso prolijamente y eran reutilizados, poniendo post-its pequeños encima para identificar a las personas que estaban tomando la tarea.

Otro problema que tenía el equipo era que muchas veces un tester adquiría conocimiento de un sistema determinado y siempre que se requería un nuevo ciclo de pruebas, ese sistema caía en manos de la misma persona, porque ya tenía conocimiento del mismo. Los tiempos en los que se necesitaba tener los resultados atentaban contra la posibilidad de que otros adquirieran ese conocimiento . Esto desgastaba a la gente, que tenía que testear una y otra vez lo mismo. Para mejorar esa situación copiamos la práctica de programación de a pares usada en equipos ágiles de desarrollo. Se comenzó a hacer testing de a pares, es decir se trataba de que hubiera dos personas testeando juntas, para que el conocimiento fuera compartido y no hubiera gente dedicada exclusivamente a un sistema determinado. Las parejas rotaban con el tiempo, para que todos supieran un poco de todos los sistemas.

Finalmente quiero destacar que en un momento del proyecto hicimos una actividad donde el equipo definió qué valores los identificaban, para tenerlos de referencia ante situaciones que pudieran poner en peligro la armonía interna, y para tener un norte al cual volver cuando la inercia organizacional sacara al equipo del camino de evolución y mejora continua que estaba recorriendo. El resultado de esa actividad fue: Compañerismo, Buena predisposición, Coordinación, Diálogo, Cooperación y Respeto, entre otros.

De todas las prácticas, momentos, acuerdos y situaciones que caracterizaron este proceso, haber llegado a identificar esos valores, donde el compañerismo, el respeto, la buena predisposición y el diálogo tenían la mayor preponderancia, fue clave para el desarrollo de un equipo motivado, auto-organizado, efectivo, feliz y solidario, cada vez más unido e integrado a partir de ellos.

Conclusión

Resultó una experiencia muy gratificante este escenario de aplicación de Scrum en un contexto que no es el usual, porque se logró que un equipo olvidado por la organización, al que casi nadie le prestaba atención, se transformara en un equipo altamente productivo, de personas motivadas que compartían valores que excedían el ámbito laboral… Pude ver en acción el Espíritu de Scrum, del que habla Alan Cyment ("El Espiritu de Scrum - El arte de amar los lunes", de Alan Cyment), que logró crear un contexto de abundancia allí donde había escasez…

Como esto que narro está tomado de la realidad y no es una película, no se puede guionar un final feliz y las cosas terminan sucediendo de la manera menos pensada. En el caso de este equipo, sólo un miembro era empleado en relación de dependencia con Initech, todos los demás estaban tercerizados a través de una consultora contratada para proveer recursos humanos con perfil de tester. Un día alguien en las altas esferas de la organización consideró que los contratos que se tenían con esa consultora eran caros y decidió rescindirlos, de manera inmediata, sin ninguna evaluación del impacto para los proyectos y mucho menos para el equipo. Lamentablemente la burocracia y la política dinamitaron de un día para otro a uno de los equipos de trabajo más efectivos que tenía la compañía.

A pesar de eso, los miembros de ese equipo aún nos seguimos viendo periódicamente y se generó una relación de amistad que trascendió el tiempo y espacio que nos tocó compartir laboralmente. Scrum, y sobre todo las retrospectivas, tienen mucho que ver con eso...

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